Al oeste de la provincia de Buenos Aires y a 8 km de la ciudad de Carhué, se encuentran las ruinas de Villa Epecuén con una mezcla de profunda tristeza y capacidad de resiliencia.
Las aguas del lago Epecuén fueron las responsables de su gran crecimiento turístico a principios y mediados de siglo XX, como también las de su desaparición y ruina en 1985.
La historia de éxito de la Villa Epecuén
El lago Epecuén ganó popularidad gracias a sus aguas termales y sus propiedades curativas. Se considera que es semejante al Mar Muerto por la alta concentración de sales que posee.
A comienzos del siglo XX, muchas familias de buena posición económica elegían Carhué como destino vacacional para aprovechar a descansar y tratar sus dolencias.
El 23 de enero de 1921 se inauguró el primer Balneario en las costas del lago, que denominaron “Mar de Epecuén” y comenzó a desarrollarse el turismo en Epecuén. Al poco tiempo comenzaron a construir hoteles, lujosas residencias, comercios, y empresas explotadoras de sal.
Los dueños de los emprendimientos y otros trabajadores eligieron asentarse en la villa; y así continuó su crecimiento con la construcción de una Iglesia, una escuela, y el resto de los servicios que necesitaban para establecerse allí.
Para la década de 1980, la villa contaba con 1000 habitantes estables y 5000 plazas hoteleras. Fue ahí, justo en pleno auge, cuando se desató la catástrofe.
¿Qué pasó en Epecuén?
El caudal de agua del lago era inestable, se inundaba tanto como se secaba. Fue necesario en 1975 construir una obra de ingeniería que permitiera darle una solución a esto. A los pocos meses el proyecto quedó trunco por el comienzo de la dictadura militar, y el lago siguió creciendo.
Solo los protegía un terraplén de 4 metros de altura, pero el 10 de noviembre de 1985 no pudo más. La muralla no aguantó la fuerza del agua y colapsó. La inundación fue paulatina y permitió que los habitantes pudieran evacuar y llevarse sus pertenencias.
Sin embargo, los sueños quedaron ahí. Hoteleros, maestros, comerciantes, en fin… Todos se tuvieron que ir. La mayoría se trasladaron a la ciudad de Carhué. Solo un habitante decidió quedarse más allá de la catástrofe.
Pablo Novak fue el único habitante que continuó viviendo en Villa Epecuén. En 2020, el día de su cumpleaños número 90, fue declarado Embajador Cultural y Turístico de Adolfo Alsina por el intendente como reconocimiento por transmitir la historia de su lugar y darle visibilidad. Falleció en enero del 2024.
En la década de 1990, el nivel del agua alcanzó su punto máximo de 7 metros, aproximadamente. Se llevaron a cabo unas obras para cerrar el ingreso de agua al lago, y con el tiempo comenzó a descender.
En los años 2000 empezaron a verse las ruinas de un antiguo centro turístico de los años ´80.
¿Qué hacer durante tu visita a Villa Epecuén?
Es un sitio muy interesante, que te sorprenderá durante todo el recorrido. Un día es suficiente para recorrer los puntos importantes, pero también podés quedarte más tiempo para disfrutar del lago y sus historias.
En nuestro caso decidimos visitarlo durante el día en uno de los viajes que hicimos desde Santa Rosa a Tres Arroyos. Teníamos curiosidad por conocerlo y nos quedaba de paso, así que nos desviamos para recorrer sin saber muy bien con qué nos encontraríamos.
Encontrá alojamiento en el sitio oficial de las Termas de Carhué
Visitá las ruinas de Villa Epecuén
El camino se vuelve oscuro y misterioso al salir de Carhué y dirigirse hacia las ruinas. Hay árboles muertos y una historia pesada flotando en el aire.
A mitad de camino se encuentra de mano derecha el Matadero construido por el arquitecto Francisco Salamone. Es una construcción que impacta desde la primera vez que los ves por su aura enigmática y estar rodeado de naturaleza muerta. Se recomienda verlo desde afuera sin ingresar al edificio por peligro de derrumbe.
Al continuar por la ruta hacia lo que supo ser una villa turística, se mantiene el paisaje inhóspito y melancólico. Se comienzan a ver las primeras edificaciones destruidas por el agua y la sal.
El auto se deja en el estacionamiento y las ruinas se recorren a pie. En el ingreso se debe abonar un ticket de $2000 (valor enero 2024) y hay un pequeño kiosco.
Desde el primer paso tenés la sensación de estar en un museo al aire libre. Las casas tienen una placa que identifica a qué familia pertenece. Los comercios y edificios municipales cuentan con carteles indicativos con fotos que muestran cómo eran originalmente y cuál era su función. Hosterías, hoteles, carnicería, discoteca bailable, y la triste imagen de la plaza infantil aún cubierta de agua.
Ves el esplendor de la villa en las fotos y la tragedia en su realidad actual. Durante el paseo tu mente va de un polo a otro a una velocidad inimaginable.
Imágenes y pensamientos de lugares turísticos se mezclan con la tristeza de familias evacuando sus hogares, perdiendo trabajos y viendo sus sueños ahogarse. La alegría se opaca al imaginar esta angustia.
El agua salada cubrió la villa por más de 20 años. Hoy podemos conocer su historia a través de paredes dañadas, azulejos antiguos con colores leves y escombros.
Realizá la visita a las ruinas de Epecuén con una guía local solicitando turno a través de este correo: infoturismocarhue@invertel.com.ar
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Centro de interpretación de la Villa Lago Epecuén
Se encuentra a pocos metros del ingreso a las ruinas, donde funcionaba la estación de ferrocarril. En este museo aprenderás más sobre la historia del lugar, desde sus orígenes hasta la actualidad.
AVISTAJE DE FLAMENCOS
Los flamencos son aves migratorias. En el lago Epecuén encontraron un buen lugar para vivir y reproducirse. Su comida principal es la artemia salina, el único ser vivo en esas aguas.
Moraleja: siempre hay un roto para un descosido :P.
OBRAS DE FRANCISCO SALAMONE
Francisco Salamone fue un arquitecto ítalo-argentino que dejó un gran legado arquitectónico a lo largo de la provincia de Buenos Aires, y podrás visitar algunas de sus obras en la ciudad de Carhué.
Uno de los edificios más emblemáticos es el matadero, que se encuentra camino a las ruinas de Epecuén. Durante el principio de la inundación continuaron con sus tareas, pero luego de unas semanas tuvieron que evacuar y abandonar el lugar.
El arquitecto tiene otras obras famosas. Una de ellas es el edificio municipal. Este edificio combina estilos art decó, futurismo italiano y funcionalismo. Otra obra famosa es el Cristo en la primera playa del lago.
COMPLEJO TERMAL
Un grupo de hoteleros locales construyeron el complejo hidrotermal que forma parte de un proyecto mayor que será el Parque Termal y Lúdico Mar de Epecuén.
Está en La Isla y es muy esperado en la ciudad, simboliza un nuevo comienzo después de la inundación en la villa.
PLAYA ECO-SUSTENTABLE
Sobre la costa del lago se encuentra la playa eco-sustentable que funciona como balneario con servicios muy completos. Cuenta con sombrillas, proveeduría, baños con duchas, y una sala de urgencias. El dato de color para los nomofóbicos es que cuenta con wifi todo el sector.
El lugar es eco-sustentable ya que utiliza energía solar para obtener la energía necesaria y las luces de la calle se cargan durante el día. Las obras se financian con el dinero de las visitas a las ruinas. También se reciben pagos de productoras que filman películas, videos y documentales en este lugar.
La playa de Villa Epecuén consiguió un record Guinness en 2017 cuando 1945 personas flotaron tomadas de la mano sin asistencia. Es algo que solo se logra por la cantidad de sal que tiene sus aguas.
CAMPING MUNICIPAL LA CHACRA
A 5 km del centro de la ciudad (acceso R.P. 33) y sobre las orillas del río Pigué, se encuentra el camping municipal. Es ideal para pasar el día disfrutando de la sombra que da su frondosa arboleda y el sonido del agua que corre.
Está provisto de parrillas, baños, duchas, electricidad y actividades para toda la familia. El acceso es libre y gratuito.
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